22/05/2013 – Recientemente, en el Abierto de Cork, hubo sospechas de que uno de los jugadores hacía trampas porque fue al baño 20 veces durante una partida. Su oponente le siguió y se metió en la cabina de al lado para ver que estaba pasando. Pilló a su rival analizando con un dispositivo portátil. En Chess Magazine, Malcolm Pein dedica un editorial al tema. Se lo ofrecemos traducido al castellano...
En su brillante libro publicado en 1977, How to Cheat at Chess ("Cómo hacer trampas en el ajedrez"), Bill Hartston escribió algo así como: "Si Dios hubiese deseado que no analizásemos nuestras partidas en el váter con un chisme electrónico, no nos habría dado papel en el cual tomar notas". Hace 40 años, lo de las trampas era un chiste. Pero en la era de la electrónica, ya no lo es.
Hay que tomar medidas antes de que se convierta en una epidemia, con peleas graves, publicidad negativa o simplemente un bajón general de los ánimos hasta que lleguemos a un momento en el que cada vez que haya alguna victoria especial, la gente dirá que solo ha podido ser porque el jugador en cuestión habrá hecho trampas. Efectivamente, en el recién terminado Campeonato de Europa Individual Absoluto ha habido tal incidente y los rumores que surgían eran absolutamente injustificados.
Hoy por hoy, con algunos teléfonos móviles que cuentan con programas que les permiten jugar al ajedrez a un nivel alrededor de los 2400 puntos Elo, la tentación de escaparse un momento para comprobar algunas líneas rápidamente resulta demasiado grande para algunos y lo que me parece especialmente triste es que se haya pillado a varios jugadores juveniles haciendo eso.
Recientemente en el Abierto de Cork, Gabriel Mirza, cuya hija juega en el campeonato juvenil de Irlanda, llegó a sospechar de su oponente juvenil, que había salido de la sala para ir al baño "como mínimo 20 veces" durante la partida. Tampoco es que yo recomiende que todos hagan lo que hizo Mirza, pero eso fue lo que comentó a los periódicos al respecto:
"Tras cada movimiento ese tío se marchaba de la sala. Me acerqué varias veces al sitio donde sus amigos estaban jugando, pero mi oponente no estaba allí. Fui al baño y vi que solamente una de las cabinas estaba ocupada. Me metí en la cabina de al lado, subí por la pared y miré a ver qué estaba pasando. Para mi sorpresa, era él, mi rival y estaba analizando los movimientos con su chisme Android y un módulo de ajedrez instalado en él".
En ese momento, sacó a su oponente a la fuerza de la cabina y hubo un forcejeo. Obviamente, no les puedo contar exactamente lo que pasó, pero el Sr. Mirza desmiente haber atacado al otro y la cosa podría terminar ante el juez. En fin, si yo fuese el padre de este chico, procuraría evitar más publicidad. El organizador del torneo, Gerry Graham expulsó a ambos jugadores del torneo: a Mirza por su reacción y al chico por haber hecho trampas. Lo admitió y la verdad es que no hizo ni falta porque le pillaron con las manos en la masa. La verdad es que siento cierta simpatía por el Sr. Mirza. Para ser honrado, no sé cómo reaccionaría yo en esa situación, pero también es cierto que si realmente atacó al menor, evidentemente tampoco hay excusa alguna para ello.
Hace poco, en Inglaterra un jugador juvenil hizo trampas y fue expulsado del torneo. Ha habido otros incidentes también con adultos. La FIDE ha sido incapaz de tomar una determinación. Es patético pero tampoco es sorprendente. Por lo tanto, opino que la ECF debería hacerse cargo del tema y plantear medidas disciplinarias que se podrían implementar en Inglaterra y, si así lo quisieren las demás federaciones, también en el resto del Reino Unido.
Gracias al profesor Ken Regan y a otros, podemos averiguar en qué casos se ha utilizado un ordenador o cuando es muy probable. Esto, combinado con la valoración Elo de un jugador, permite al árbitro juzgar con una probabilidad muy grande, si un jugador ha hecho trampas o no. Por lo tanto, me gustaría proponer que los directores de la ECF propongan algunas sanciones duras que se puedan aplicar en esos casos. Espero que podamos abrir un debate al respecto pero mi instinto me dice algo como:
- En el caso de un juvenil: un año de suspensión y si lo repite más adelante, cinco años de suspensión.
- En el caso de un adulto: cinco años de suspensión y si lo repite, una suspensión de por vida.
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